Celestone          cronodose

Para qué sirve Celestone          cronodose , efectos secundarios y cómo tomar el medicamento.

Advertencia! la información que ofrecemos es orientativa y no sustituye en ningún caso la de su médico u otro profesional de la salud..

Corticosteroide

DescripciÓn

: CELESTONE CRONODOSE Inyectable es una suspensión acuosa estéril que contiene fosfato sódico de betametasona y acetato de betametasona.
Cada ml contiene: 3.0 mg de betametasona, como fosfato sódico de betametasona, y 3.0 mg de acetato de betametasona en un vehículo estéril tamponado y preservado.

Acciones

: CELESTONE CRONODOSE Inyec­table es una combinación de ésteres solubles y ligeramente solubles de betametasona que producen efectos antiinflamatorios, antirreumáticos y antialérgicos. El rápido efecto terapéutico se obtiene mediante el fosfato sódico de betame­tasona, el cual se absorbe inmediatamente después que se inyecta. La actividad prolongada la provee el acetato de betametasona, el cual es sólo ligeramente soluble y se comporta como depósito para absorción lenta, controlando así los síntomas durante un periodo prolongado.
Los glucocorticoides como la betametasona causan efectos metabólicos profundos y variados y modifican la respuesta inmune del cuerpo ante diversos estímulos. La betametasona tiene alta actividad glucocorticoide y leve actividad mine­ralocorticoide.

Indicaciones y usos

: CELESTONE CRO­NODOSE Inyectable se recomienda en el tratamiento de enfermedades graves o moderadas, en afecciones autolimitadas agudas o crónicas que respondan a la terapia sistémica con corticoste­roides y resulta particularmente útil en aquellos pacientes que no pueden tratarse con corti­cos­teroi­des orales. El tratamiento con hor­mona corticoste­roide es un coadyuvante y no reemplaza la terapia convencional. Las vías de administración recomendadas son:

Afecciones representativas

: Trastornos reumáticos: Osteoartritis postrau­mática, sinovitis osteoartrítica, artritis reumatoi­dea, bursitis aguda y subaguda, epicondilitis, tenosinovitis inespecífica aguda, miositis, fibro­sitis, tendinitis, artritis gotosa aguda, artritis psoriásica, síndrome lumbosacro, lumbago, ciática, coccigodi­nia, tortícolis y ganglión.
Enfermedades de la colágena: Lupus eritematoso generalizado, esclerodermia y derma­to­miositis.
Estados alérgicos: Status asthmaticus, asma bronquial crónica, rinitis alérgica estacional o perenne, bronquitis alérgica grave, dermatitis de contacto, dermatitis atópica, reacciones de hipersensibilidad a fármacos y picaduras de insectos.
Afecciones dermatológicas: Lesiones localizadas, infiltradas e hipertróficas de liquen plano, placas psoriáticas, granuloma anular y neuro­der­matitis (liquen simple crónico), queloides, lupus eritematoso discoide, necrobiosis lipoídica de los diabéticos y alopecia areata.
Trastornos del pie: Bursitis bajo heloma duro, bajo heloma de mola y bajo espolón calcáneo, bursitis sobre hallus rigidus y sobre digiti quinti varus; quiste sinovial, tenosinovitis, periostitis del cuboides, artritis gotosa aguda y meta­tar­salgia.
Uso antes del parto para prevenir el síndrome de dificultad respiratoria en recién nacidos: En caso que se considere necesario inducir el parto antes de la 32 semana de gestación o cuando se hace inminente el parto antes de la 32 semana de gestación por alguna complicación obstétrica, se recomienda inyectar 2 ml (12 mg) de la suspensión CELESTONE CRONO­DOSE por vía intra­muscu­lar, por lo menos 24 horas antes de la hora anticipada del alumbramiento. Se debe administrar una segunda dosis (2 ml) después de 24 horas si no ha ocurrido el parto.

CELESTONE CRONODOSE I

nyectable debe además considerarse como tratamiento profiláctico, si se demuestra que el feto tiene una proporción baja de lecitina/esfingomielina (o si la prueba de estabilidad de la espuma en el líquido amniótico da resultados subnormales). Se recomienda la misma posología descrita anteriormente para el uso antes del parto con el fin de prevenir el síndrome de dificultad respiratoria.
Los corticosteroides no están indicados en el manejo de la enfermedad de membrana hialina después del nacimiento.
Enfermedades neoplásicas: Para el tratamiento paliativo de leucemias y linfomas en adultos y los casos de leucemia aguda en niños.

PosologÍa y administraciÓn

: La poso­lo­gía debe individualizarse y ajustarse de acuerdo con la enfermedad específica, la gravedad de la afección y la respuesta del paciente.
Administración sistémica: El tratamiento de afecciones que requieren efectos corticosteroides sistémicos pueden controlarse cuidadosamente mediante inyecciones intramusculares de CELESTONE CRONODOSE. Su acción, a la vez rápida y prolongada, la hace apropiada para iniciar el tratamiento en aquellas afecciones en las cuales resulta necesario controlar rápidamente la inflamación y luego mantener el efecto. La acción de depósito del fármaco ayuda a prevenir las recrudescencias causadas por el mantenimiento irregular de los efectos corticoides.
En la mayoría de las enfermedades, el tratamiento se inicia con una inyección intramuscular de 1 ml de la inyección CELESTONE CRONODOSE, la cual se repite semanalmente o más a menudo, de ser necesario. En enfermedades menos graves, generalmente se puede usar dosis más bajas. En las afecciones graves como status asthma­ticus o lupus eritematoso generalizado, puede que se requieran inicialmente 2 ml.
La dosis inicial puede mantenerse o ajustarse hasta que se observe una respuesta satisfactoria. Si una respuesta clínica satisfactoria no se produce después de un tiempo razonable, se deberá suspender el tratamiento CELESTONE CRONODOSE Inyectable e instituir­se­ otra terapia adecuada.
Administración local: Si se desea administrar conjuntamente un anestésico local, se puede mezclar CELESTONE CRONODOSE Inyectable (en la jeringa y no en el frasco) con clorhidrato de lidocaína, clorhidrato de procaína o algún otro anestésico local similar, al 1% o al 2%, siempre que se empleen formulaciones que no contengan parabenos. Deben evitarse los anestésicos que contengan metilparabeno, propilparabeno o fenol. La dosis requerida de CELESTONE CRONODO­SE Inyectable se transfiere primeramente del frasco a la jeringa. Después se añade el anestésico local a la jeringa y luego se agita brevemente.
En casos de bursitis (subdeltoidea, subacromial y prerrotuliana), una inyección de 1 ml por vía intrabursal alivia el dolor y restaura la amplitud total del movimiento en unas pocas horas. En la bursitis aguda recurrente y en las exacerbaciones agudas de bursitis crónica generalmente se requieren varias inyecciones intrabursales a intervalos de 1 a 2 semanas.
En la mayoría de los casos de tendinitis, miositis, fibrositis, tenosinovitis, peritendinitis y en afecciones inflamatorias periarticulares, se recomienda en general de 3 a 4 inyecciones locales de 1 ml cada una, a intervalos de 1 a 2 semanas. La inyección debe aplicarse en las vainas de los tendones afectados y no en los tendones mismos. En enfermedades inflamatorias periarticulares se debe infiltrar la zona dolorida. En casos de ganglión de las cápsulas articulares, se inyecta 0.5 ml directamente dentro del quiste gangliónico.
En artritis reumatoidea y osteoartritis se puede experimentar alivio del dolor, la irritación y la rigidez en 2 a 4 horas después de la inyección intraarticular. La dosis debe fluctuar entre 0.25 y 2 ml, de acuerdo con el tamaño de la articu­lación que ha de inyectarse: articulaciones mayores (cadera), de 1 a 2 ml; articulaciones grandes (rodilla, tobillo y hombro), 1 ml; articulaciones medianas (codo y muñeca), de 0.5 ml a 1 ml; y articulaciones pequeñas (mano y pecho), de 0.25 a 0.5 ml. Regularmente el alivio perdura entre 1 y 4 semanas. Adoptando medidas de esterilidad se inserta en la cavidad sinovial una aguja de calibre Núm. 29 a Núm. 24 con una jeringa vacía para aspiración y se extraen unas cuantas gotas del líquido sinovial para confirmar que la aguja se halle en la articulación. La jeringa de aspiración se sustituye por la jeringa que contiene CELES­TONE CRONO­DOSE Inyectable y se aplica la inyección en la arti­culación.
En el tratamiento intralesional se inyecta 0.2 ml/cm2 de CELESTONE CRONODOSE Inyec­table por vía intradérmica (no subcutánea) empleando una jeringa de tuberculina con una aguja­ calibre Núm. 25 de ½ pulgada (1.27 cm). Es importante depositar una dosis uniforme de medicamento por vía intradérmica. No se ­recomienda más de un total de 1.0 ml a intervalos semanales.

Celestone cronodose i

nyectable es además eficaz en el tratamiento de aquellas afecciones del pie que responden a los corticosteroides. La bursitis bajo heloma duro (callo duro) se ha controlado con dos inyecciones sucesivas de 0.25 ml cada una. El alivio puede ser rápido en afecciones como hallus rigidus (deformidad de la flexión del dedo mayor del pie), digiti quinti varus (desviación hacia dentro del quinto dedo del pie) y artritis gotosa aguda.
Para la mayoría de las inyecciones que se aplican en el pie puede utilizarse una jeringa de tubercu­lina con una aguja calibre Núm. 25 de ¾ de pulgada (1,90 cm). En la mayoría de las enfermedades pediátricas se recomiendan dosis de 0.25 a 0.5 ml a intervalos de 3 días a una semana. En la artritis gotosa aguda puede que se requieran dosis de hasta 1.0 ml.
En cuanto se observe respuesta favorable, se deberá determinar la dosis de mantenimiento adecuada, disminuyendo poco a poco la dosis inicial en pequeños decrementos, a intervalos de tiempo adecuados, hasta que se determine la do­sis más baja capaz de mantener una respuesta clínica adecuada. La exposición del paciente a si­-tuaciones de sobrecarga o ?estrés? ajenas a la en­-fermedad existente puede requerir un aumento en la dosis de CELESTONE CRONODOSE. Si el fármaco va a discontinuarse después de un tratamiento prolongado, la dosis deberá disminuirse gra­dualmente.

Interacciones farmacolÓgicas

: El uso concomitante de fenobarbital, rifampicina, difenilhidantoína o efedrina puede incrementar el metabolismo de los corticosteroides y disminuye la acción terapéutica.
Los enfermos tratados concomitantemente con un corticosteroide y un estrógeno deberán observarse por el posible incremento de los efectos del corticosteroide. La administración simultánea de corticosteroides con diuréticos que causen aumento de la eliminación de potasio, puede incrementar la hipo­caliemia. El uso concomitante de corticosteroides con glu­cósidos cardiacos puede aumentar la posibilidad de arritmias o de toxicidad por digital asociada con hipocaliemia.
Los corticosteroides pueden incrementar la de­pleción de potasio causada por anfotericina B.
Los pacientes que tienen cualquiera de estas combinaciones deben hacerse determinaciones periódicas de electrólisis séricas, con especial atención a los niveles de sodio y potasio.
El uso concomitante de corticosteroides con anti­coagulantes del tipo de la cumarina puede acrecentar o disminuir los efectos anticoagulantes y posiblemente se requiera un ajuste de la dosis.
Los efectos combinados de drogas antiinfla­ma­torias no corticosteroideas o alcohol con corticoste­roides puede producir úlceras gastro­intestinales o incrementar la gravedad de esas lesiones.
Los corticosteroides pueden reducir las concentraciones de salicilato en sangre.
Cuando se administren corticosteroides a diabéticos, puede ser necesario un ajuste de la droga antidiabética. El uso concomitante de corticoste­roides con somatropina puede inhibir la respuesta a las somatropinas.
Interacciones farmacolOgicas en pruebas de laboratorio: Los corticos­teroi­des pueden alterar los resultados de la prueba del tetrazolio nitroazul para infecciones bac­terianas y producir falsos resultados negativos.

Reacciones adversas

: Las reacciones ad­ver­sas a la inyección CELESTONE CRONODOSE generalmente pueden desaparecer o reducirse al mínimo, mediante la reducción de la dosis; en general esto es preferible a la suspensión del tratamiento. Las reacciones adversas a la inyección CELESTONE CRONODOSE han sido las mismas que aquellas informadas con otros corticosteroides: trastornos hidroelectrolíticos, osteo­mus­culares, gastrointestinales, dermatoló­gi­cos, neu­rológicos, endocrinos, oftálmicos, metabólicos y psiquiátricos.
Trastornos de líquidos y electrólitos: Retención de sodio, pérdida de potasio, alcalosis hipoca­lié­mi­ca, retención de líquidos, insuficiencia car­diaca congestiva e hipertensión.
Osteomusculares: Debilidad muscular, mio­patía por corticosteroides, pérdida de masa muscular, empeoramiento en casos de miastenia gravis, osteoporosis, fracturas vertebrales por compresión, necrosis aséptica de las cabezas femorales y humerales fracturas patológicas de los huesos largos, ruptura de tendones e inestabilidad de las articulaciones (secundaria a inyecciones intraar­ti­cu­­­lares repetidas).
Gastrointestinales: Úlceras pépticas con posibilidad de perforación o hemorragia subsiguientes; pan­creatitis, distensión abdominal, esofagitis ero­siva o ulcerosa e hipo.
Dermatológicas: Menoscabo en el proceso de cicatrizar las heridas, atrofia cutánea, petequias y equimosis, eritema facial, aumento de la diaforesis, dermatitis alérgica, urticaria, edema angio­neurótico y disminución de la capacidad reactiva a las pruebas cutáneas.
Neurológicas: Convulsiones, aumento de la presión intracraneal con papiledema (seudotumor cerebral), usualmente después del tratamiento, vértigo y cefalea.
Endocrinas: Irregularidades menstruales, desarrollo de estado ?cushingoide?, depresión del crecimiento intrauterino fetal o durante la niñez, falta de respuesta corticosuprarrenal y pituitaria, particularmente en momentos de estrés, como en casos de traumatismos, operaciones quirúrgicas o enfermedades, reducción de la tolerancia a los carbo­hidratos, manifestaciones de diabetes melli­tus latente y aumento de las necesidades de insulina y agentes hipoglucemiantes orales en pacientes diabéticos.
Oftálmicas: Cataratas subcapsulares posteriores, aumento de la presión intraocular, glaucoma y exoftal­mos.
Metabólicas: Balance nitrogenado negativo debido a catabolismo proteico.
Psiquiátricas: Euforia, cambios de temperamento, desde depresión severa hasta mani­festacio­nes­ francamente psicóticas, cambios de personalidad e insomnio.
Otras reacciones adversas: Reacciones ana­fi­lactoides o de hipersensibilidad, así como reac­cio­nes hipotensivas, similares al colapso cardio­vas­cular o choque (shock).
Otras reacciones adversas relacionadas con el tratamiento corticosteroide parenteral incluyen casos raros de ceguera asociadas con tratamiento in­tralesional alrededor de la cara y la cabeza, hi­per­pigmentación o hipopigmentación, atrofia cutánea y subcutánea, abscesos estériles, inflama­ción después de la inyección (usualmente intraar­ticular) y artropatía de Charcot.
Las reacciones adversas están relacionadas con la magnitud de la dosis y la duración del tratamiento con los corticosteroides.

Contraindicaciones

: Al igual que otros corticosteroides, la inyección CELESTONE CRO­NODOSE está contraindicada en enfermos con infecciones micóticas sistémicas, en enfermos hipersensibles al fosfato sódico de betame­tasona, al acetato de betametasona, a otros corticosteroides o a cualquiera de los ingredientes de este producto.

Celestone cronodose i

nyectable no debe administrarse con cautela por la vía intramuscu­lar a enfermos con púrpura trombocitopénica idiopá­tica.

Precauciones

: CELESTONE CRONODO­SE Inyectable NO debe administrarse por vía intravenosa o subcutánea.
Es necesario emplear técnicas asépticas para la apli­cación de este medicamento.
Puede ser necesario hacer ajustes en la dosis cuando el proceso entra en remisión o cuando hay una exacerbación de la enfermedad, dependiendo de la respuesta individual del enfermo al tratamiento y del estrés al que esté expuesto, como por ejemplo en infecciones severas, si tiene que someterse a cirugía o si sufre heridas extensas. Después de la suspensión de la cortico­te­rapia de larga duración o de dosis elevadas, se recomienda la observación estrecha del enfermo hasta por un año.
Puede presentarse una insuficiencia corticosu­prarrenal secundaria inducida por el fár­maco como resultado de una suspensión demasiado rápida del corticosteroide. Esto puede reducirse al mínimo si se disminuye la dosis gradualmente.
Se debe utilizar la dosis más baja posible del corticosteroide a fin de controlar la enfermedad bajo tratamiento. Cuando sea posible reducir la dosis, esto debe hacerse gradualmente.
Tal insuficiencia puede persistir durante meses después de suspenderse el tratamiento; por consiguiente, si ocurriese una situación de estrés durante ese periodo, debe restituirse la corti­co­terapia.
Si el paciente ya está recibiendo corticos­teroides, puede ser necesario aumentar la posolo­gía; como puede afectarse la secreción de mineralocorticoides, debe administrarse sal o un mineralocorti­coide en forma concomitante.
La inyección CELESTONE CRONODOSE contiene 2 ésteres de betametasona, uno de ellos, el fosfato sódico de betametasona, desaparece rápidamente del lugar de la inyección. Por lo tanto, el efecto sistémico potencial producido por esta porción soluble de la inyección CELESTONE CRONODOSE deberá tenerlo en cuenta el médico al utilizar esta preparación. En enfermos con hipotiroidismo o con cirrosis se produce un aumento del efecto de los corticoste­roides.
Los corticosteroides deben utilizarse con precaución en pacientes con herpes simple ocular, debido a la posibilidad de perforación corneal.
Los corticosteroides pueden agravar la inestabilidad emocional o las tendencias psicóticas pre­exis­tentes; pero además puede producir trastornos psíquicos no presentes con anterioridad.
El ácido acetilsalicílico (aspirina) debe administrarse con precaución si se usa conjuntamente con corticosteroides en casos de hipoprotrombinemia.
Se recomienda administrar con precaución los corticosteroides en casos de colitis ulcerosa ines­pecífica (si hay probabilidad de perforación inminente), abscesos u otra infección piógena, diver­ti­culitis, anastomosis intestinales recientes, úlcera péptica activa o latente, insuficiencia renal, hipertensión, osteoporosis y miastenia gravis.
Como las complicaciones de la corticoterapia dependen del tamaño de la dosis y duración del tratamiento, deberán contrapesarse en cada individuo los posibles beneficios de la droga contra los riesgos potenciales.
Los corticosteroides pueden enmascarar algunos signos de infección.
Cuando se usan los corticosteroides puede producirse una disminución en la resistencia y en la capacidad para mantener una infección localizada. Además, pueden desarrollarse nuevas infecciones en el curso del tratamiento. El uso prolongado de corticosteroides puede producir cataratas posteriores subcapsulares, glaucoma con posible daño del nervio óptico y fomentar el desarrollo de infecciones oculares se­cun­­darias debidas a hongos o virus.
Los corticoides en dosis usuales o elevadas pueden producir un aumento de la presión arterial, retención de sal y agua y excreción de potasio.
Cuando se usan derivados sintéticos corticoides existe menos probabilidad de que ocurra aumento de la presión sanguínea, retención de sal y agua o aumento en la excreción de potasio, excepto cuando se usan dosis elevadas. Todos los corticos­teroides aumentan la excreción de calcio.
Durante la corticoterapia los pacientes no se deben vacunar contra la viruela. No se deben realizar otros procedimientos de inmunización en pacientes que estén recibiendo corticosteroides, especialmente en dosis elevadas, debido a posibles complicaciones neurológicas y a interferir con la respuesta de anticuerpos. Sin embargo, pueden darse tratamientos de inmunización a enfermos que reciben corticoides por deficiencia, como sería el caso de la enfermedad de Addison.
Debe advertirse a los pacientes que reciben dosis inmunosupresoras de corticosteroides que eviten quedar expuestos a la varicela o al sarampión y, si han sido expuestos, que consulten a un médico. Esto tiene importancia especial en los niños.
La corticoterapia en enfermos con tuberculosis activa deberá limitarse a aquellos casos de tu­bercu­losis diseminada o fulminante en los cuales el corticosteroide se utiliza en forma concomitante con un tratamiento antituberculoso adecuado. Si se prescriben corticosteroides a enfermos con tuberculosis latente, se hace necesaria una estrecha vigilancia. Durante la corticoterapia prolon­gada,­ estos enfermos deberán recibir quimioprofi­laxis. Si se usa rifampina, recordar que aumenta la depuración hepática de los corticoides y ajustar dosis.
El crecimiento y desarrollo de bebés y niños que reciben corticoterapia prolongada, deberá ser vigilado cuidadosamente, en vista de que se puede afectar la tasa de crecimiento y disminuir la producción endógena de corticoides.
La corticoterapia puede alterar la movilidad y número de espermatozoides.
Como en raras ocasiones han ocurrido reacciones anafilácticas en enfermos que reciben cortico­terapia por vía parenteral, deberán adoptar­se medidas de precaución adecuadas antes de la administración del corticoide, especialmente cuando el paciente presenta un historial de alergia a cualquier otro fármaco.
Las mujeres mantenidas bajo tratamiento de corticosteroides durante el embarazo, deben ser vigiladas cuidadosamente al momento y después del trabajo de parto con el fin de descubrir cualquier indicio de insuficiencia suprarrenal debida al estrés asociado con el parto. En vista de que CELESTONE CRONODOSE tiene el potencial de causar efectos adversos indeseables en lactantes, se debe tomar la decisión de suspender la lactancia o el tratamiento, teniendo en cuenta la importancia de la terapia a la madre.
En casos de corticoterapia de larga duración de-berá considerarse cambiar la administración parenteral por la vía oral después de sopesar los posibles beneficios contra los riesgos potenciales de tal cambio.
La administración intraarticular puede producir efectos tanto locales como sistémicos. Esto deberá considerarse en enfermos tratados concomi­tantemente con corticosteroides orales o paren­tera­les. Se hace necesario el examen del fluido sinovial para excluir un proceso séptico. Debe evitarse la inyección local en una articulación previamente infectada. El incremento del dolor e inflamación local, además de la restricción de movimiento en la articulación, fiebre y malestar sugieren la presencia de artritis séptica. Si se confirma la infección, deberá instituirse un tratamiento antimicrobiano apropiado.
Los corticosteroides no deberán inyectarse en ar­ticulaciones inestables, áreas infectadas o espa­cios intervertebrales. El inyectar repetidamente articulaciones con osteoartritis puede in­crementar la destrucción de esas articulaciones. Evite inyectar corticosteroides directamente en los tendones porque se han dado casos de ruptura demorada de tendones.
Se requiere el empleo de estrictas técnicas asép­ticas. Después de cor­ticoterapia por la vía intra­articular, el pa­ciente deberá cuidarse de no ejercitar en exceso la coyuntura en la cual se han obtenido beneficios sintomáticos. La administración por vía intramuscular del corti­costeroide debe ser profunda, dentro de los múscu­los grandes, para evitar la atrofia del tejido local.
Las inyecciones de corticosteroides por vía intra­lesional o en tejidos blandos pueden producir efectos locales y sistémicos.
Uso durante el embarazo o la lactancia: Antes de emplear corti­costeroides durante el embarazo, durante la lactan­cia, o aplicarlos a mujeres que potencialmente pudiesen hallarse embarazadas, es necesario que se consideren los posibles beneficios del fármaco, por una parte, y, por otra, los daños que pueda causarle a la madre, al embrión o al feto. Los recién nacidos de madres que hayan recibido dosis sustanciales de corti­costeroides durante la gestación deberán observarse cuidadosamente por la posibilidad de hipo­adrenalismo.
Cuando las madres recibieron infecciones de betametasona en el periodo prenatal, los lactantes presentaron depresión pasajera de la hormona de crecimiento fetal y presuntamente de las hormonas pituitarias que regulan la producción de corticoides por las glándulas suprarrenales del feto. Sin embargo, no se llegó a observar que la disminución de la hidrocorti­sona fetal llegara a interferir con las respuestas del eje pituitario-suprarrenal al estrés después del nacimiento.
Los corticosteroides cruzan la barrera placen­taria y aparecen en la leche de madres que están criando. Cuando se requiera el uso profiláctico de corti­costeroides después de la 32 semana de gestación, deberán contrapesarse los riesgos frente a los beneficios a la madre y al feto, porque esto es aún motivo de controversia.
No se debe administrar corticoides a recién nacidos que estén bajo tratamiento de la enfermedad de membrana hialina. Tampoco se debe dar tratamiento profiláctico contra la membrana hialina a mujeres embarazadas con preeclampsia, eclamp­sia o evidencia de lesiones placentarias.

InformaciÓn para casos de sobre

­DOSIS: Síntomas: En caso de sobredosis aguda con corticosteroides, incluyendo betametasona, no es de esperar que se produzcan condiciones que hagan peligrar la vida del paciente. Excepto con dosis extremas, el usar dosis excesivas por unos días no parece causar efectos peligrosos a menos que existan contraindicaciones específicas, como pacientes con diabetes mellitus, glaucoma o úlcera péptica activa o en aquellos enfermos que estén bajo medicamentos como digital, anti­coa­­gulantes tipo cumarina o diuréticos que causen eliminación excesiva de potasio.
Tratamiento: Se deben tratar rápida y adecuadamente las complicaciones resultantes de efectos metabólicos de los corticosteroides o de efectos perjudiciales en la enfermedad principal o secundaria, o como resultado de interacciones far­ma­cológicas. Manténgase adecuada ingestión de líquidos y determínense los electrólitos en suero y orina, prestando atención especial al equilibrio de sodio y potasio. Corríjase el equilibrio hidroelectrolítico de ser necesario.

Presentaciones

: Ampolla de 1 ml.
Viales de 2 ml.
Agítese bien antes de usarse.
Manténgase entre 2 y 30°C. Protéjase de la congelación.

Schering

-PLOUGH, S. A.
Definiciones médicas / Glosario
  1. EDEMA, Es la tumefacción de los tejidos debido a un aumento del líquido existente en ellos y suele aparecer tras una lesión.
  2. HERPES, Es el nombre de una familia de virus que producen las llagas o fuegos del área de la boca (culebrillas) (Herpes Simplex y Herpes zoster,respectivamente).
  3. QUISTE, Es una masa redondeada y llena de líquido que suele encontrarse en la mama, en el ovario o en la piel.
  4. SANGRE, El organismo contiene alrededor de 7 litros de sangre, compuesta en un 50% por plasma y en otro 50% por células.
  5. VARICELA, Es una enfermedad infecciosa frecuente, sobre todo durante la infancia. Por lo general posee un carácter leve, y el niño es más contagioso justo antes de que aparezcan las características manchas, momento en que el paciente se encuentra ligeramente mal pero no lo suficiente como para permanecer en cama.
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