¿Agua del grifo o agua mineral?
En los últimos tiempos se han desatada ciertas polémicas sobre la seguridad de beber agua mineral haciendo que muchas personas se pregunten si no sería más sano beber el agua del grifo. La problemática sin lugar a dudas es peliaguda y no siempre es fácil responder de manera directa y contundente. Lo que si se conoce es que hasta el momento beber el agua del grifo no es dañino, a no ser, evidentemente, que esta no sea potable (algo que puede suceder en algunas regiones, en cuyo caso, su consumo no se recomienda y las autoridades locales deben haberlo ya avisado).
Por otra parte, el agua mineral es aquella que proviene de una fuente natural o perforada que tiene características particulares en lo que se refiere a la higiene y posee propiedades salutogénicas. Hoy por hoy se pueden encontrar decenas o cientos de marcas de agua mineral, que generalmente se catalogan según sus propiedades químicas que podrán leerse en la etiqueta, como la cantidad de oligoelementos que posee o su pH, por ejemplo.
No obstante, debe conocerse que el agua mineral es un agua no tratada si bien los controles periódicos se realizan para garantizar que esta agua embotellada sea saludable (debe puntualizarse que el agua del grifo también se somete a controles de calidad). En sentido general pueden hallarse un tipo de agua mineral que facilita la diuresis, una de uso cotidiano y otra que por ser fuertemente mineralizada debe usarse sólo bajo el control del médico.
El agua mineral que tiene muy poco sodio es ideal para eliminar los cálculos renales y en sentido general, para desintoxicar al organismo mientras que aquellas que contienen más sales minerales son adecuadas para quien practica deporte, sufre de presión baja o tiene problemas digestivos.
Para dar respuesta a si es preferible beber agua del grifo o embotellada, baste traer a colación un artículo publicado en el diario Telegraph donde se citaba una investigación que analizó el 70% de las marcas de aguas embotelladas más populares y concluyó que las mismas contienen elevados niveles de bacterias, en ocasiones mucho mayores que los que se presentan en el agua del grifo (lo cual, obviamente, representa un riesgo especial para las personas particularmente sensibles).
Así, pueden sacar ustedes mismos sus propias conclusiones.