incontinencia

Incontinencia, falta del control voluntario sobre la micción y la defecación. Los bebés no tienen el control de la micción, pero un reflejo espinal asegura que la vejiga se vacíe cuando está repleta. Durante su desarrollo el niño aprende el control de la micción. Cuando se dilata la pared vesical el sistema nervioso central recibe señales de receptores que avisan al cerebro cuando la vejiga está llena. Este control voluntario se pierde en la incontinencia. La incontinencia urinaria se asocia con frecuencia con la vejez o con alguna lesión de la médula espinal. Puede estar causada por contracciones espontáneas inapropiadas del músculo responsable del vaciamiento de la vejiga o ser el resultado de una retención urinaria; la incapacidad para vaciar la vejiga causa incontinencia por rebosamiento. La retención urinaria también puede estar motivada por algunos fármacos o por hipertrofia de la próstata, que produce la obstrucción del flujo de la orina. La incontinencia afecta seriamente la vida de quien la padece: provoca úlceras en la piel, infecciones, pérdida de la autoestima, aislamiento social y vergüenza. Es la razón por la que muchos incontinentes se ven obligados a trasladarse a una residencia o institución similar. La apoplejía puede ser responsable de la incontinencia provocando una pérdida del control voluntario sobre la micción, o una retención urinaria que puede llevar a la incontinencia. La enfermedad de Parkinson o la diabetes mellitus son otras causas de incontinencia. La incontinencia funcional puede, sin embargo, ser consecuencia de la incapacidad para llegar a tiempo a un servicio, más que por un trastorno en el control de la vejiga. Esto ocurre si la persona está confusa o permanece inmóvil. La incontinencia urinaria aparece a veces en enfermedades terminales, en cuyo caso se puede emplear un catéter (sonda) para prevenir la infección y asegurar el confort del enfermo. La incontinencia de estrés se produce también por aumento de la presión de la cavidad abdominal. En realidad no se trata de verdadera incontinencia, y la sufren bastantes mujeres, en especial tras el parto. Pequeñas cantidades de orina pueden escaparse de la vejiga durante ciertas actividades deportivas, o con la risa o la tos. Es debido a la debilidad de los músculos del suelo pelviano, los cuales pueden fortalecerse con ejercicios especiales. Este tipo de incontinencia puede ser tratado con cirugía con un alto porcentaje de éxito. La incontinencia fecal se debe, por lo general, al inadecuado tono muscular del esfínter anal interno y ser el resultado del daño en la médula espinal, debido a un accidente o a otra enfermedad.
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