Alimentos que no debería comer un bebé hasta después del año

Todo padre sabe que la dieta de un bebé no es algo que pueda planificarse al azar. Es preciso seguir las instrucciones del pediatra, ir incorporando los alimentos de manera paulatina y evitar aquellos que le sientan mal al pequeño. No existe una guía infalible que incluya los alimentos que el bebé metabolizará sin problemas, la mayoría de las veces esto se descubre a través de ensayo y error. Sin embargo, si quieres reducir los riesgos de que a tu bebé no le siente bien un nutriente deberías evitar darle los siguientes alimentos, al menos hasta después que haya cumplido un año.

3 alimentos que un bebé menor de un año no debería comer

1. Sal. Un estudio realizado en el Baylor College of Medicine de Estados Unidos encontró que alrededor del 33% de los bebés entre 6 y 11 meses superan el consumo de la cantidad de sal recomendada. Un problema que puede tener consecuencia a largo plazo. De hecho, los pediatras recomiendan evitar la ingesta de sal  en los bebés menores de un año ya que a esa edad sus riñones aún no están totalmente y el consumo excesivo de sodio podría afectar su adecuado funcionamiento.

2. Azúcar. NHS Choices asegura que los bebés no necesitan azúcar. La glucosa que su organismo necesita para producir energía la obtienen de forma natural a través de los alimentos, por tanto, el azúcar extra en su dieta se convierte en un factor de riesgo para el desarrollo temprano de enfermedades como la obesidad y la diabetes infantil. Por esa razón, se recomienda evitar el azúcar añadido, así como los dulces, al menos hasta después que el bebé cumpla el año.

3. Miel. El Comité Científico de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda evitar el consumo de miel en niños menores de 12 meses. Esto debido a que la miel contiene mucha azúcar, lo cual aumenta el riesgo de desarrollar caries dentales en los pequeños. Asimismo, algunos estudios han encontrado que la miel puede contener bacterias capaces de producir toxinas en los intestinos de un bebé que pueden desencadenar en botulismo, una enfermedad muy peligrosa.