Las frutas: ¿Antes o después de la cena?

Es bien conocido que las frutas son beneficiosas para la salud, muchas de ellas nos aportan aguas y numerosas vitaminas y minerales que son imprescindibles para nuestro desarrollo. Además, la fructuosa contenida en las frutas es una forma saludable de adquirir el azúcar que necesita nuestro organismo. No obstante, en relación con las frutas, son muchas las preguntas que aún subsisten, entre ellas, si deben consumirse antes o después de las cenas.

La sabiduría popular afirma que ingerir frutas antes de la comida engorda mientras que otras personas aseveran que comer las frutas luego de la cena es dañino para la digestión ya que estas se fermentan. ¿Cuáles de estas creencias es cierta?

En relación con la idea de que las frutas antes de las comidas engordan, debe apuntarse que la cantidad de calorías que aporta un alimento depende de su contenido energético, y no del hecho de que se consuma antes o después de otro alimento. La mezcla de alimentos se relaciona con la facilidad para digerirlos o al contrario, puede hacer un plato más pesado; en otras ocasiones mezclar alimentos puede favorecernos la adquisición de determinados oligoelementos o al contrario, puede inhibir nuestra capacidad para asumirlos; no obstante, la mezcla de alimentos no aumenta las calorías de cada uno de los alimentos por sí solos. 

Como las frutas se destacan por su elevado contenido en fibra, agua, vitaminas y minerales, generalmente resultan poco energéticas, ya se ingieran antes o después de las comidas.

En relación con el posible proceso de fermentación que afecta el proceso digestivo; lo cierto es que la fruta no fermenta en el estómago; con independencia del horario en el cual se consuma. En nuestro estómago todos los alimentos se mezclan con los jugos gástricos, independientemente de si se tomaron antes o después. No obstante, debe puntualizarse que cuando las personas tienen un estómago muy sensible, pueden sentir malestar si ingieren la fruta como postre. Este sería un problema específico que no guarda ninguna relación con el proceso de fermentación.