¿La pereza conduce a la obesidad o viceversa?

Un mito muy extendido nos indica que las personas obesas son también perezosas. Este estereotipo no es moderno sino que data de la época de la Ilustración, cuando se consideraba que la obesidad era el producto del consumo desmesurado de alimentos y a la vez, una representación del alma. Desde aquel momento, el  mito se ha extendido hasta llegar a nuestros días para estigmatizar a las personas que tienen un exceso de peso. Sin embargo, ¿en alguna ocasión te has preguntado cuánto hay de realidad y ficción detrás de esta idea?

Desmontando un mito

La mayoría de las personas consideran que la falta de actividad física es una de las causas fundamentales del exceso de peso; sin embargo, un estudio publicado en Archives of Disease in Childhood ha llegado para desmentir esta creencia. Según estos investigadores, en muchos casos la falta de ejercicios físicos no es la principal causa de la obesidad sino todo lo contrario; es decir, el exceso de peso es la razón por la que disminuye la actividad física. La explicación es muy sencilla: a medida que el peso aumenta, el gasto energético para moverse se incrementa y como resultado, la tendencia a hacer ejercicios físicos disminuye.

Este estudio también desveló que las personas obesas pueden llegar a tener una motivación y una voluntad mayor que alguien delgado ya que son capaces de hacer grandes sacrificios solo para perder algunos kilos. Evidentemente, la falta de fuerza de voluntad y de sacrificio no sustenta el mito de la pereza y la obesidad.

La obesidad es un problema con muchas aristas

La obesidad es un trastorno multifactorial y, aunque es cierto que en ocasiones puede deberse a factores conductuales, como llevar una dieta inadecuada o  no practicar ejercicios físicos, por lo general, es una alteración mucho más compleja. Factores genéticos, hereditarios, metabólicos y ambientales confluyen para potenciar la obesidad, una alteración que puede afectar el desarrollo personal y social de quien la padece.