La muerte súbita sí avisa

La muerte súbita afecta tan solo en Estados Unidos a más de 300.000 personas cada año. Afortunadamente, en España si incidencia es más baja, probablemente debido al rol protector que desempeña nuestra dieta mediterránea. Hace años se pensaba que este problema no se podía prever pero ahora se cree que la muerte súbita podría no ser tan repentina como los médicos pensaban. Así lo sugiere una investigación presentada en el Congreso de la Asociación Americana del Corazón celebrado en Dallas.

Los investigadores analizaron a 567 personas con edades entre los 35 y los 65 años, todos habían sufrido una parada cardiorrespiratoria súbita. Así pudieron apreciar que el 53% de los casos se habían evidenciado signos premonitorios de la muerte súbita. ¿Cuáles?

Los especialistas se centraron en analizar la historia clínica de estas personas así como en reconstruir los días anteriores al suceso. Hallaron que muchos presentaron dolores en el pecho (56%), problemas para respirar, mareos, palpitaciones e incluso en algunos casos sufrieron desmayos. Estos signos podían presentarse hasta cuatro semanas antes del suceso.

Los investigadores están convencidos de que aunque todos los casos de muerte súbita no se pueden prever, existe un porcentaje que envía señales. Como podrás suponer, si sufres alguno de estos síntomas, lo mejor es no hacer oídos sordos y acudir inmediatamente al médico. De hecho, todos estos signos son característicos de las cardiopatías, un problema que se ha asociado con la muerte súbita, en especial las displasias ventriculares y las malformaciones congénitas.

Básicamente, la muerte súbita se produce cuando los latidos son tan rápidos que el corazón comienza a temblar en vez de bombear la sangre hacia el cuerpo. Si no se trata inmediatamente, la mortalidad es elevadísima ya que todo suele ocurrir en cuestión de pocos minutos.

En la actualidad se estima que aproximadamente el 80% de los casos de muerte súbita se habrían podido evitar si las personas se sometiesen  revisiones médicas periódicas. Solo en el 20% de los casos no hay nada que hacer ya que la causa es indetectable con las pruebas diagnósticas.