En el estudio, los investigadores analizaron a un grupo de niños y adolescentes en relación a sus hábitos alimenticios y el estado de salud en general. De esta manera, encontraron que los niños con sobrepeso u obesidad que consumían elevadas dosis de sodio (componente esencial de la sal) al día tenían un 3,5 veces más de riesgo de padecer prehipertensión e hipertensión que el resto de los pequeños.
Así, se evidenciaron niveles de presión sistólica (índice que marca la presión con que la sangre sale del corazón hacia el resto del cuerpo) cerca de los112,8 mmHg en los niños que consumían diariamente sodio excesivo y que además eran obesos. Sin embargo, los investigadores encontraron que los niveles de presión arterial no eran tan elevados en los niños que no tenían sobrepeso, aún si consumían elevados índices de sodio al día.
En este sentido, los investigadores explican que aunque no se puede determinar que el consumo solo de sodio excesivo al día sea el único indicador que aumente el riesgo de hipertensión en los pequeños, si resulta un factor decisivo. Al respecto, refieren además que habría que analizar también los niveles de calcio, magnesio y potasio en el organismo de estos niños de manera que se logren resultados más integrales.
No obstante, los especialistas alertan a los padres de los niños que padecen de sobrepeso a reducir la ingesta de sal al día, sobre todo cuando existen tantos alimentos como el pan y sus derivados, así como los productos muy elaborados que contienen elevados índices de sodio.
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