Cuando comemos fritos sin darnos cuenta…

Hemos visto en el artículo anterior los motivos por los cuales las frituras deberían eliminarse de toda dieta. Sin embargo, debemos agregar una aclaración, y es que muchas veces estamos concumiento aceites recalentados sin percatarnos de ello.

No sólo evitar las carnes, los huevos, las croquetas y las patatas en una sartén nos librará de aceites calientes, lo cual es equivalente a decir grasas insaturadas convertidas en saturadas. En otro tipo de preparaciones usamos aceite y, por más que sea en una medida mínima, puede tener un efecto nocivo a largo plazo, ya que estaremos ingiriendo varias calorías (y todas provenientes de las grasas), casi sin percibirlo.

Pongamos el ejemplo de una salsa para acompañar una pasta. En primer lugar, es habitual incluir cebolla rehogada, u otros vegetales cocinados durante apenas un tiempo con aceite. O también cuando incluimos un chorro de aceite en la misma salsa mientras la calentamos. No es necesario tener una sartén para que el aceite se cocine y sus propiedades se transformen.

Debemos, por ende, ser muy cautelosos en el tiempo que pasamos rehogando vegetales, como así también evitar usar aceites en preparaciones como guisos y salsas. Una alternativa saludable es añadir una cucharada de aceite vegetal a nuestra preparación una vez que esté cocinada, y no volver a calentarla luego.

Cuando debamos rehogar verduras, lo ideal es usar aceite de oliva. De todos los aceites vegetales, este es el que puede alcanzar una temperatura más elevada sin sufrir alteraciones, por lo que usándolo durante un tiempo breve podremos conservar sus propiedades benéficas.

Otro error es el de bañar algunos alimentos en aceite antes de cocinarlos. Un ejemplo de esto son las verduras grilladas a la parrilla, como los pimientos o las cebollas, que previamente son pasadas por aceite. Sin duda, el sabor de la grasa realza el gusto para muchos, pero lo hace a un precio muy alto: muchas calorías y grasas.