Adelgazar con productos lácteos: ¿Es posible?

Una reciente revisión de los resultados de varios estudios sobre nutrición publicada en la American Journal of Clinical Nutrition desvela que el consumo de la leche y sus derivados realmente no tiene un efecto tan positivo como se pensaba años atrás y que no ayuda a adelgazar.

Estos investigadores han analizado aproximadamente 29 estudios sobre nutrición y dietas de adelgazamiento y han concluido que el consumo de lácteos no resulta una alternativa conveniente para las personas que desean adelgazar. Consideran que la pérdida de grasa y peso corporal entre las personas que suelen consumir los lácteos no resulta significativa, en comparación con quienes no consumen este tipo de productos.

En este sentido, explican que incluir los lácteos (sin importar si se trata de leche, yogurt o queso) en una dieta para perder peso no solo no ayuda a adelgazar sino que tampoco es beneficioso para mantener el peso. La razón es muy sencilla: la mayoría de estos productos tienen demasiadas calorías, sobre toso si se les compara con las frutas y las verduras.

Además, debes saber que los productos lácteos, sobre todo la leche, son particularmente difíciles de digerir. Por eso las personas que padecen de estreñimiento u otros problemas gastrointestinales deberían reducir al mínimo posible el consumo de leche y quesos.

Los productos lácteos tampoco son recomendables para quienes padecen de enfermedades vasculares, problemas de la piel (seborrea y acné) así como para los que sufren reumatismo, neurastenia o patologías que atacan el funcionamiento cerebral. Además, recientemente se ha descubierto que la leche abundante en grasas saturadas aumentan el riesgo de padecer cáncer de próstata, ovarios y linfomas.

Recuerda que la mejor dieta es aquella donde estén incluidos todos los alimentos en una justa proporción y que si tienes alguna enfermedad en particular, antes de iniciar un régimen alimenticio, deberías consultar a tu médico de cabecera.