La leche: Fuente de nutrición y limpieza para nuestra piel
La leche es uno de esos ingredientes que no suelen faltar en las recetas para mantener una piel suave y tersa. De hecho, se usa desde la antigüedad y aún hoy continuamos disfrutando de sus propiedades. ¿Cómo se puede utilizar?
Máscaras caseras a base de leche
Puedes usarla para realizar una limpieza de cutis, de una forma económica y natural. Todo lo que necesitarás es media taza de leche descremada, un poco de sal, una cucharada de aceite de oliva y una taza de harina de avena. Mezcla bien todo y aplícalo en el rostro.
Antes, aplica una toalla que hayas sumergido previamente en agua caliente, durante unos tres minutos. De esta forma lograrás que los poros se abran y obtendrás un efecto mejor. Una vez que te hayas aplicado la máscara, déjala durante unos 15 minutos y después enjuaga con agua al tiempo y leche.
Otra máscara mucho más sencilla que puedes utilizar se realiza simplemente combinando una taza de agua caliente y leche en polvo de manera que al mezclar, obtengas una consistencia cremosa. Aplícala en la cara durante unos 15 minutos y después enjuaga con agua. Verás su efecto inmediatamente ya que la piel del rostro parecerá más fresca y luminosa.
También puedes usar la leche como un remedio contra las quemaduras. En este caso solo necesitarás mezclar dos partes de leche en polvo con una parte de agua y un poco de sal. Esta mezcla también sirve para aliviar el escozor que producen las picaduras de los insectos.
¿A qué se deben estos beneficios?
En primer lugar, a su contenido en vitamina A, un nutriente que nos permite mantener la piel más tersa. Además, sus aminoácidos actúan como un exfoliante que retira las partes más dañadas de la piel y le confiere un aspecto más suave y terso.
Imagen del artículo
