Dietas sin hidratos de carbono
Las dietas sin hidratos de carbono se han puesto muy de moda en los últimos años. Revistas de nutrición, programas televisivos o sitios web son lugares donde se hace normal ver promociones de este tipos de regímenes alimenticios. Sin embargo, se trata de dietas sumamente riesgosas.
Este tipo de dietas se caracterizan por tener tan sólo una prohibición, aunque no menor: no consumir hidratos de carbono en absoluto. Como contra partida se pueden ingerir cantidades desmedidas de grasas y proteínas.
Se trata de dietas en las cuales las carnes, quesos, embutidos y fiambres abundan. Desde luego, suenan tentadoras al paladar de mucha gente. “Puedes comer cuantos fiambres y quesos quieras” es la frase seductora que lleva a muchas personas a esta dieta, pero que va acompañada de un promesa: “bajarás varios kilos en pocos días”.
Pero, ¿es esto real? Sin dudas, la balanza marcará un descenso de peso. Sin embargo, lo que no puede pasarse por alto es el hecho de que esto se deberá exclusivamente a la pérdida de grasas. esto ocurre porque al no consumir hidratos de carbono, el organismo forma cuerpos cetónicos (de allí que se las llame dieta “cetogénica”), sustancias nocivas que son eliminadas con un exceso de orina y sudoración.
Esto implica que se trata de kilos que se recuperarán con velocidad. Esto se conoce como “efecto rebote”. Pero, lo que también es preocupante es que las dietas sin hidratos de carbono llevan a un estado catabólico, es decir, de pérdida de musculatura.
Esto puede sorprender a algunos, por cuanto se asocia a las proteínas con la construcción del músculo. Lo que ocurre es que este proceso también requiere de hidratos de carbono. Y que al no poseer la energía que los hidratos de carbono aportan para las actividades diarias, la energía se saca del músculo, el cual va siendo consumido.
Una dieta correcta debe procurar el descenso constante de peso, pero no a costa de eliminar músculo, sino a partir de un descenso del porcentaje graso.
Imagen del artículo
