gota

Gota (medicina), enfermedad compleja de origen incierto causada por una alteración del metabolismo del ácido úrico producido en el organismo por la ruptura de proteínas, y como resultado de una elevación de los niveles de ácido úrico en la sangre. Una dieta rica en licores de malta, vinos, y proteínas puede desencadenar ataques aislados pero no originar la enfermedad. Su incidencia no se ve particularmente afectada por el clima o las estaciones; cerca del 95% de los pacientes son hombres. La enfermedad es rara en sujetos con edad inferior a los 30 años; en un 10 a 20% de los casos existen antecedentes familiares de la enfermedad. Los ataques agudos se caracterizan por un dolor articular intenso, que se localiza con frecuencia en el dedo gordo del pie, aunque a veces puede situarse en el tobillo, la rodilla, la cadera, el hombro, la muñeca, o el codo. El ataque suele comenzar de forma brusca; la articulación se hincha, enrojece, e inflama, y es muy sensible. Sin tratamiento los ataques duran entre unos días a varias semanas. La repetición de los ataques puede conducir a un estado que se conoce como gota tofácea crónica. En esta fase los cristales de ácido úrico se acumulan en los tejidos blandos en forma de material calcáreo blanquecino, en y alrededor de las articulaciones, donde pueden provocar una bursitis (inflamación de la bursa, un saco de tejido fibroso lleno de líquido que está recubierta por membrana sinovial) y la destrucción ósea. Después de muchos años, un rasgo característico de la enfermedad es la formación de depósitos grandes y deformantes en los márgenes externos de las orejas. La gota crónica puede producir también lesión renal por la formación de cálculos de ácido úrico, lo que da lugar a la nefropatía úrica, o gotosa. El tratamiento de los dos tipos de gota requiere el reposo completo del miembro afectado y una dieta simple baja en proteínas, además de una ingesta elevada de agua con el fin de reducir el contenido de ácido úrico del organismo. La fase aguda se trata con fármacos antiinflamatorios, como la colchicina o la indometacina. La gota crónica se acostumbra tratar con agentes que favorecen la eliminación de ácido úrico, como el probenecid, y agentes que inhiben su producción, como el alopurinol.
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