La sandía: Un fruto vasodilatador y una nueva promesa para tratar la hipertensión
La sandía es una de las frutas que posee un mayor contenido en agua. Sus propiedades nutritivas son muchas y no sólo es recomendable para calmar la sed en verano sino también para tratar la deshidratación causada por algunos virus comunes de la temporada invernal. No obstante, las propiedades de la sandía no terminan en su valor nutricional o en su poder refrescante sino que ahora investigadores de las universidades de Texas, Nevada y Oklahoma han descubierto su poder vasodilatador.
Según afirma el estudio publicado en la revista Nutrition, el zumo de la sandía es una fuente natural de arginina, un aminoácido que se comporta como un vasodilatador. Pero… ¿cómo impacta exactamente la arginina en nuestro organismo?
El proceso de oxidación de la L-arginina da lugar al óxido nítrico, que a su vez, tiene un efecto vasodilatador por lo que actúa sobre nuestro cuerpo reduciendo la presión sanguínea. De hecho, algunas investigaciones señalan que las personas hipertensas poseen una deficiencia en la producción de óxido nítrico. En algunos experimentos de laboratorio se ha intentado administrar directamente la L-arginina pero ésta producía numerosos efectos adversos (nauseas, diarreas y malestar gastrointestinal); sin embargo, si se consume a partir del zumo de sandía, estos efectos desaparecen. Por esta razón los investigadores se muestran tan entusiasmados ante el descubrimiento ya que podría ser una forma no invasiva y natural para regular la presión arterial.
La razón por la cual la arginina contenida en la sandía no produce los molestos efectos adversos se debe a que cuando la misma se incorpora a nuestro tracto intestinal, lo hace en forma de otro aminoácido, la L-citrulina, que tiene una acción neutra.
En el estudio en cuestión se pudo apreciar que beber un vaso de zumo de sandía en cada comida (durante un espacio de tiempo de tres semanas) provoca un aumento de hasta el 18% en la síntesis del óxido nítrico y, consecuentemente, se producía un descenso de la presión sanguínea.