La cáscara de la naranja: Un antimicrobiano natural
En los últimos años cada vez más personas han decidido apostar por los productos naturales, aquellos que no tengan conservantes, antioxidantes sintéticos o cualquier otro tipo de sustancia química. Así, hemos rescatado una gran parte de la sabiduría popular. En este escenario, la piel de naranja vuelve a adquirir protagonismo, sobre todo por sus propiedades antimicrobianas.
Los antimicrobianos son compuestos que pueden impedir el crecimiento de determinados microorganismos. Se añaden en los alimentos para que estos sean más seguros, pero sin alterar su calidad. De hecho, el ajo, la cebolla, el orégano, el tomillo, la canela y el arándano son algunos de los antimicrobianos más utilizados en la cocina. La cáscara de naranja también tiene estas propiedades, sobre todo para combatir agentes patógenos tan peligrosos como la Listeria y la E. coli.
Así lo ha confirmado un estudio realizado en la Universidad de Extremadura, en el cual se pudo apreciar que el extracto de las cáscaras de naranja tienen una gran cantidad de compuestos fenólicos, una sustancia bioactiva que no solo ejerce una acción antioxidante sino que también lucha contra algunos patógenos.
A estos beneficios se le suman otros. Y es que de la cáscara de naranja también se puede hacer una infusión para aliviar los problemas intestinales y de estómago, ya que contiene una gran cantidad de fitonutrientes y flavonoides, además de tener propiedades antiinflamatorias.
Por si fuera poco, la cáscara de la naranja es rica en vitamina A y C, que mejoran el funcionamiento del sistema inmunológico y combaten infecciones. Además, también se ha descubierto que ayuda a bajar el colesterol, lo cual se debe a la hesperidina, un tipo de flavonoide que es capaz de metabolizar con rapidez la grasa que se encuentra en la sangre.
Por tanto, ahora ya sabes que no debes tirar a la basura las cáscaras de la naranja, puedes utilizarlas y aprovechar todos sus beneficios para la salud.