Cómo evitar el dolor de espalda
El trabajo sedentario o aquel que demanda de gran esfuerzo físico, la asunción de posturas corporales incorrectas y la falta de ejercicio son algunos de los motivos que provocan el molesto dolor de espalda.
Como puede presuponerse, desarrollar actividad física cuidando de realizar los movimientos de manera adecuada ayuda a prevenir los dolores de espalda pero no podemos desdeñar la importancia de adoptar hábitos posturales correctos ya que éstas permiten no sobrecargar la espalda.
Usualmente no somos conscientes del hecho que todo nuestro cuerpo se encuentra en tensión por una buena parte del día; de forma que aunque no necesitemos algunos grupos musculares, estos se mantienen tensos porque no somos capaces de inervar únicamente los músculos que necesitamos para actividades tan localizadas como escribir. La espalda es una de las zonas que más sufre esta problemática.
No obstante, una posición postural correcta nos ayuda a mantener elásticos y tonificados los músculos de la espalda ya que las posibilidades de padecer de dolor lumbar se reducen considerablemente cuando la musculatura de la espalda está desarrollada.
Algunos de los detalles que debemos tener en cuenta para prevenir el dolor de espalda son:
– Al dormir. La posición fetal es una de las mejores posturas para cuidar nuestra espalda ya que la columna se distiende. Otra forma para aquellas personas que no logren dormir de lado es dormir boca arriba, con las rodillas flexionadas y con una almohada colocada debajo de éstas.
– Al vestirse. Es recomendable permanecer sentados y levantar las piernas para ponerse las medias o abrocharse los cordones de los zapatos en vez de girar la columna hacia debajo.
– Al sentarse o levantarse. Al sentarse es importante no dejarse caer en la silla sino utilizar los apoyos existentes; de la misma manera, al levantarse debemos servirnos del apoyo de los pies y los brazos ya que levantarse de un salto es una de las causas más frecuentes que desencadenan los dolores de espalda. Otro tanto sucede cuando estamos acostados, es recomendable ayudarse con las manos y los pies antes que dejar que toda la columna realice el esfuerzo.
– Al caminar. Debemos cuidar la postura, con la cabeza y el tórax erguidos y los hombros hacia atrás y hacia abajo.
– Para permanecer sentado. Una buena posición es aquella en la que la espalda está erguida y correctamente alineada, con el peso del cuerpo repartido entre ambos glúteos. Las plantas de los pies deben quedar apoyadas en el suelo de forma cómoda y las rodillas deben formar un ángulo recto con el pavimento.