Cambiar la manera de caminar te puede hacer más feliz

caminarCaminar es un acto que todos hacemos de manera automática pero que tiene grandes repercusiones para nuestra salud a largo plazo, aunque la mayoría de nosotros no somos conscientes de ello. De hecho, caminar de forma inadecuada puede aumentar el riesgo de problemas óseos y musculares, a la vez que incide sobre nuestro equilibrio y afecta la coordinación. Sin embargo, hace poco se ha descubierto que la forma de caminar también influye sobre nuestras emociones, o al menos eso afirma un estudio realizado por psicólogos canadienses y alemanes.

En el estudio estos psicólogos se dieron a la tarea de analizar cómo influía el estilo de caminar de 47 estudiantes universitarios sobre sus emociones utilizando la técnica del biofeedback. Así, dividieron a los participantes en dos grupos, a unos les pidieron que caminaran felizmente, es decir, adoptando una postura derecha, con movimientos amplios de brazos y un balanceo corporal profundo, a otros les pidieron que caminaran como si estuvieran deprimidos, con pasos lentos, una postura encorvada y sin apenas balancear el cuerpo.

Después de varios minutos, los investigadores les pidieron a los participantes que describieran su personalidad con 40 características emocionales, tanto positivas como negativas. El experimento continuó y al finalizar, las personas debían recordar las palabras que habían usado para describirse. En este punto se apreció un fenómeno muy curioso: quienes habían caminado de manera “feliz” recordaron un promedio de 6 palabras positivas por cada 3,8 palabras negativas; mientras que los que caminaron de forma “triste” recordaron 5,47 palabras positivas por cada 5,63 palabras negativas. ¿Qué significa esto?

Que las personas que asumieron una forma de caminar más feliz, se sentían mejor consigo mismas y que se concentraban, inconscientemente, en las emociones positivas, apartando los pensamientos negativos. Al contrario, quienes caminaron adoptando un estilo que revelaba tristeza se focalizaban más en las emociones negativas.

Este experimento es fascinante porque nos demuestra como pequeños detalles pueden incidir en nuestro estado de ánimo. Además, nos brinda un truco práctico y muy sencillo para enfrentar la depresión y la tristeza: caminar como si estuviéramos alegres. Y es que no debemos olvidar que nuestro cerebro monitoriza constantemente nuestro cuerpo y movimientos por lo que no es extraño que se deje engañar si asumimos una postura más expansiva y segura.

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